Un lugar en el cielo para la ciencia ficción en español

Desde que publiqué Extrapolación 2029 hace tres años, me he estado preguntando por qué la Ciencia Ficción en español (y muy especialmente en España) es un género marginal, si podría tener algo que ver con el lenguaje, si puede haber una relación con la histórica incapacidad para la innovación en este país, y si existe la más remota posibilidad de que esta situación cambie en un futuro no demasiado lejano. En el artículo publicado en Hélice hace unas semanas recogía estas inquietudes e intentaba ponerlas en contexto.

España tiene una presencia testimonial en el panorama internacional de la ciencia ficción. A pesar de que obras como El Anacronopete (1887) preconizaron ideas como la máquina de tiempo (incluso antes que H.G. Wells) y de que autores de prestigio de la literatura española, como Miguel de Unamuno, Leopoldo Alas Clarín, Pedro Salinas, o incluso todo un Premio Nobel de Medicina como Santiago Ramón y Cajal, se aproximaron al género, la ciencia ficción española no ha logrado cautivar a los lectores con un clásico universalmente aceptado y la mayoría de los escritores y títulos parecen invisibles, dentro y fuera de España. Hay quien ha llegado a describirla como un «género fantasma».

El público español disfruta, sin embargo, con la ciencia ficción como lo hace el resto del mundo, y la literatura en español no solo no carece de imaginación, sino que ha producido fenómenos culturales como el realismo mágico del boom latinoamericano, como me recordaba con cariño el verano pasado José Ángel González Sainz en el encuentro que tuvimos en Centro Internacional Antonio Machado. El rápido desarrollo tecnológico ha convertido a la ciencia ficción en algo cada vez más familiar, y hoy no solo es un recurso para el entretenimiento, sino una herramienta para el buen marketing y el debate de ideas en los estudios de futuro.

Numerosos autores españoles lo siguen intentando, pero ¿hay espacio en el cielo de la literatura para una obra de ciencia ficción escrita en español?

Me gusta imaginar el cielo de la literatura como un pequeño y disputado reducto de la memoria colectiva en el que estimo que tienen cabida no más de 100 obras de literatura escritas a lo largo de la historia por autores de cualquier lugar del mundo. No es un espacio cerrado ni perfectamente definido, no tiene un guardián reconocido. Esas obras están en permanente disputa y cambian a lo largo del tiempo. Llegar al cielo de la literatura no es una misión sencilla ni inequívoca, y es muy posible que, incluso en el caso de resultar exitosa, no se tenga confirmación de la hazaña hasta una fecha muy posterior. ¿Es posible que una obra de ciencia ficción escrita originalmente en español alcance el reino de los cielos literario antes de 2030?

Esta es la pregunta que he decidido compartir en Metaculus, un motor de predicciones que permite agregar el conocimiento, la inteligencia de un colectivo amplio. Metaculus no es en sentido estricto un mercado de predicciones, puesto que no hay apuestas y no se juega con dinero (real o imaginario). Pero me parece una de las iniciativas más flexible disponibles en la actualidad para dar rienda suelta a nuestra imaginación colectiva. La pregunta en concreto es la siguiente:

¿Ganará una obra de Ciencia Ficción escrita y publicada originalmente en español hasta finales del año 2029 alguno de los grandes premios internaciones que acreditan a los grandes autores del género?

La respuesta será SI, si un cuento corto, novela corta (en cualquiera de sus extensiones) o novela escrita en castellano y publicada hasta el año 2029, en cualquier medio, recibe uno de los siguientes premios:  HugoNebulaJohn W. CampbellTheodore Sturgeon o Arthur C. Clarke, antes del cierre del año 2030. (Nota, en la actualidad excepto el premio Hugo al que podría acceder directamente una obra escrita en español, el resto requieren una traducción previa al inglés. La respuesta será positiva si y solo si la obra fue escrita y publicada con anterioridad en español).

El objetivo de un buen ejercicio de anticipación no es adivinar el futuro. Es dibujar posibles escenarios que nos ayuden a comprender mejor nuestras opciones y lo que deberíamos estar haciendo hoy para alcanzar un futuro que valoramos colectivamente como posible y deseable.

Para mí, un futuro en el que se valore mucho más la imaginación disciplinada, la especulación científica y un debate de ideas sobre el futuro abierto, sin prejuicios, será un futuro mejor. Un futuro en el que habrá más vocaciones científicas, una comprensión mayor sobre las posibilidades de la tecnología y los retos de la innovación, con más apetito por el cambio o menos miedo. Oh, sí, ya lo sé. Soy un alienímagina sin remedio. Por suerte, soñar aún es posible.

Y de hecho, la primera estimación de Metaculus (20%) es más optimista que la mía 🙂

Ayúdame a que la pregunta llegue a todos los interesados en la ciencia ficción, la ciencia en España y el futuro. Comparte este post.

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